Siglo XIX
La actual iglesia parroquial, de estilo arquitectónico neoclásico, fue inaugurada en 1897.
La fachada frontal tiene una base de piedra, cuñas apilastradas, coronadas por urnas con zócalos paralelepípedos y terminadas en friso y cornisa. Está desgarrada por un portal de dintel caído, coronado por una cornisa decorada con elementos vegetales. En el tímpano, tiene un perfecto nicho arqueado que alberga la imagen del patrón, San Pedro, terminando en un frontón, contracurvado y decorado con volutas y pináculos, y coronado por una cruz papal, en piedra sobre acrotera. El campanario, con tres plantas al norte, cuenta con un reloj y una campana, culminado en cúpula bulbosa con chimeneas y coronada por una cruz metálica.
En el interior, destaca la capilla lateral frente al ambón (mesa de la palabra), que pretende recrear una cueva, en alusión a la cueva donde se apareció Nuestra Señora, en Lourdes. Destacan el retablo mayor, de estilo revivalista, y la talla dorada de los retablos neoclásicos.
Inverno, Domingos, 14:30-16:00 h.
Verano, Domingos, 15:00-17:00 h.
Festivos: 31 de julio, 15:30-23:30 h. 1 de agosto, 08:30-23:30 h.
San Pedro Fins- Félix de Gerona
La parroquia de Belinho es antiquísima, y se menciona en el Censo del Obispo D. Pedro (1089) y el santo engrandecido San Félix, de ahí el nombre “San Félix de Belini”.
El nombre de San Pedro Fins, otorgado como patrón de Belinho, procede del hecho de celebrarse el mismo día 1 de agosto la fiesta de San Félix, Diácono de Gerona (a la que antiguamente daban el nombre de Fins) y la de ‘las cadenas del Apóstol San Pedro’, lo que desembocó en San Pedro Fins.
El patrón Félix no tiene una historia respaldada por fuentes fidedignas, pero Prudencio (siglo IV) ya relataba que Gerona estaba orgullosa de poseer sus reliquias. Según la tradición oral, Félix era un joven nacido en Cesárea de Mauritania, en el norte de África. Félix dejó su tierra y se dirigió a Hispania para proclamar el cristianismo en una época de persecución de los ideales cristianos, impulsada por el imperio romano. Fue en Gerona donde el joven mauritano comenzó a predicar la fe cristiana. Sus elocuentes discursos llamaron la atención del Prefecto Daciano, que enseguida mandó que le arrestaran. El joven Félix no renunció a su fe en Cristo y se le sometió a un martirio sangriento. Fue azotado, privado de comida en la cárcel, arrastrado por las calles de la ciudad, atado a dos caballos y finalmente arrojado al mar de Gerona. Félix resistió todo esto con la ayuda divina. Finalmente, fue nuevamente arrestado y decapitado, convirtiéndose en uno de los más grandes mártires del cristianismo.