Capilla de Nuestra Señora del Amparo

Siglo XVIII
La Capilla de Nuestra Señora del Amparo fue bendecida en 1785. Con un frontón de estilo neoclásico, la fachada tiene un nicho donde se encuentra, esculpida en granito, la imagen de la patrona, Nuestra Señora del Amparo. El pedestal lleva la siguiente inscripción: «Soy el Amparo de los Pecadores. 1808”.
En el centro de la fachada hay un ventanal rectangular que ilumina el interior. A los lados, en las pilastras, se levantan dos florones con una cruz trilobulada en el centro. En el lado oeste, nos encontramos con el campanario. La sacristía fue construida en el lado norte. La capilla fue objeto de grandes obras en 1808 y 1907 y de nuevo a finales del siglo XX.

Localización

Apúlia

Central de citas y reservas:

Horario

Sábados y domingos, 09:00-12:00 h.

Festivos: 1er domingo de agosto.

Curiosidades y leyendas

Señora del Amparo
La patrona de la capilla es la Señora de Amparo. Esta advocación nos remite al momento crucial de la entrega, por Jesús, de su Santísima Madre desde lo alto de la cruz donde fue crucificado a su discípulo predilecto Juan: «¡Contempla a tu madre!» Desde ese momento, a través del amado discípulo, María se convirtió en la Madre de la humanidad, el apoyo y la protección de todos los creyentes.
En el momento más trágico de la vida de Cristo, clavado en la cruz, Juan, Magdalena y la Madre de Jesús estaban a sus pies. Ante el desamparo del mundo, donde el Hijo de Dios está solo y condenado, surge este don de amor. Antes de ser la Pietá, que acoge a su hijo muerto en el regazo de su madre, ella, la madre de Dios, se convierte en la madre y el amparo de todos: «¡Señora del Amparo, Madre nuestra, ampáranos!»

La leyenda de la Fuente de la Señora y su relación con la Capilla de la Señora del Amparo
Según Manuel Albino Penteado Neiva (Neiva, 2000), Nuestra Señora del Amparo está vinculada a la leyenda de la Fuente de la Señora y al poder del agua en la cura de los males. La leyenda de la Fuente de la Señora tiene dos versiones.
La primera cuenta que un campesino de Apúlia, João António de Sá, fue a la feria de Vila de Conde a vender una manada de bueyes y allí compró a María Teresa de Aguiar una santa imagen de Nuestra Señora. De camino a casa, cansado del viaje y sediento, contemplando la imagen que llevaba consigo, se recostó sobre las dunas para recuperar sus fuerzas. A medida que crecía su sed, rogaba a la devota imagen que le diera una fuente donde poder saciarla. Mientras tanto se durmió, y al despertar contempló con gran asombro que a los pies de la Señora brotaba agua pura y cristalina. Cuando llegó a casa, corrió a decirle a su madre, que era muy sorda, que se aferrara a esa Señora, pues era muy milagrosa. Al amanecer, la anciana oyó el canto del gallo. En señal de gratitud, hicieron construir una pequeña capilla en el lugar donde brotó el agua, y colocaron la estatua, llamándola Señora del Amparo. Según la tradición, en un día de gran mareada los habitantes de Criaz, cuando iban a recoger sargazos, llevaron consigo la imagen devota y le erigieron un pequeño nicho. Al día siguiente, había desaparecido y regresado a su lugar primitivo».
Otra versión, recogida entre los habitantes de Criaz, cuenta que fue el propio João António de Sá quien llevó la imagen al lugar de Criaz y que los del lugar de Areia la robaron durante la noche y fueron a devolverla a su capilla original. Sin embargo, habría sido a Nuestra Señora a quien no le gustaba este lugar y terminó en el nicho que los de Criaz habían construido. Sobre este asunto en el legado del cancionero apuliense ha quedado el siguiente cuarteto:
La Señora del Amparo
hizo un milagro real
Huyó de los judíos de Apúlia
y vino a los Santos de Criaz.

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