Siglo XVIII
La iglesia matriz reconstruida entre 1736 y 1738, en su ubicación actual. A lo largo del tiempo ha sido objeto de trabajos de conservación que le han otorgando un estilo arquitectónico neoclásico.
El templo está bien dimensionado, con una planta rectangular y una fachada orientada al oeste. En la fachada principal tiene un portal de forma cuadrada con tímpano triangular liso. Sobre el portal vemos un óculo polilobulado en cuyo tímpano, interrumpido y contracurvado, se abre un nicho con la imagen en granito de San Miguel, el patrón. Una cruz trilobulada sobre acrotera, completa la decoración de la fachada, flanqueada por pináculos en los ángulos del edificio.
La torre del campanario está adosada a la fachada, en el flanco norte, con tres alturas y cubierta con una hermosa cúpula bulbosa de piedra.
Inverno, sábado, 12:00-18:30.
Verano, todos los días, 09:00 – 19:00 h.
San Miguel
La parroquia de Gemeses tiene también como patrón, junto con Apúlia y Marinhas, al Arcángel San Miguel. No sólo la liturgia y el culto cristiano celebran a los Arcángeles y el poder de estos espíritus cercanos a la pureza divina. Tanto el Judaísmo como el Islam celebran a los arcángeles y su papel en la defensa de la luz de Dios y la lucha por el bien. San Miguel representa también el arrepentimiento y la justicia divina, justificando así la presencia central en la iconografía de las almiñas o en los altares de las almas en los templos cristianos.
El imaginario cristiano creó un mundo de guerra o enfrentamiento entre los principios del bien y del mal, en el que el Diablo es una parte empeñada en afirmar su dominio. Si al principio lo que estaba en juego era el bien asociado a Dios y el mal a la negación de lo divino, con el tiempo esta negación se personificó en la figura de Lucifer, el demonio. Dada la omnipotencia de Dios y su santidad, la lucha entre el bien y el mal tuvo lugar entre los ejércitos de los ángeles de Dios, encabezados por San Miguel, y el ejército de los ángeles caídos, señorío de Lucifer.
La advocación y devoción de San Miguel Arcángel, así como su condición de Patrón es una de las expresiones más singulares de la piedad popular, oficializada por la Iglesia, en la adhesión y la afirmación del bien contra el mal, una realidad siempre presente y una gran amenaza para la vida y la felicidad de los creyentes.