Siglo XI / XX
De origen medieval, se remonta al siglo XI. La iglesia actual data de la década de 1930. De la anterior se han conservado los restos históricos más importantes, como dos sarcófagos de piedra, reutilizados en el jardín exterior, el altar mayor renacentista, la arcada y los canecillos con elementos románicos. Se añadieron dos sacristías y una fachada dividida en tres secciones verticales, con la central ligeramente avanzada y elevada, terminando en el campanario. Es de diseño octogonal, con un pórtico en arco de medio punto y coronado por un nicho con la imagen del santo patrón, el arcángel San Miguel, y, en éste, una ventana de doble arco y un óculo circular superior con vidrieras. La penúltima sección tiene las aberturas de las campanas y termina en una bóveda bulbosa, radial, coronada por una cruz. En el interior destacan las vidrieras, los retablos de talla dorada y el altar mayor con una tribuna de talla dorada, de gran valor artístico, con la imagen del santo patrón, el arcángel San Miguel, en el centro, flanqueado por San Blas y San Judas Tadeo.
Invierno, todos los días, 08:00 – 20:00 h.
Verano, todos los días, 08:00- 19:00 h.
Festivos: 28 y 29 de septiembre, 08:00 – 24:00 h.
Arcángel San Miguel
El patrón de la Marinhas es el Arcángel San Miguel (Arcángel = Jefe de los Ángeles Mensajero). Presente e importante en la liturgia judía, como defensor e intermediario del Pueblo con Dios, su nombre (Miguel = ‘¿quién como Dios?’) muestra que no hay nadie como Dios y por lo tanto representa la humildad, lo opuesto al ángel perdido y condenado, que se rebela contra Dios.
Desde el siglo VI, el Arcángel Miguel ha sido celebrado dentro de la liturgia y el simbolismo cristiano como el ángel sanador y el gran protector contra las fuerzas del mal. Se presenta como el Jefe del «Ejército de Dios», luchando por el bien. Rige tanto las comunidades cristianas, como es el caso de Marinhas, ya que está en las almiñas y los altares, los retablos de las almas, rescatando a los cristianos de la condena del infierno.
Leyenda del Penedo Furado
En el Monte das Marinhas, justo después de los famosos molinos de Abelheira, hay una roca muy extraña, conocida por todos como Penedo Furado. A los niños del lugar les gusta entrar y jugar en el Penedo Furado. Pero también preguntan a los más viejos sobre la roca. Siempre preguntan por la forma de la roca y por qué está tan perforada. Aprovechando sus preguntas, los ancianos les hablan de los peligros del mar que, contemplado desde allí, parece infinito. Hay quienes cuentan que el mar ha entrado en la tierra en muchas ocasiones, arrebatándolo todo, personas, animales, etc. Vivir en Abelheira es vivir en un lugar seguro. Cuando se ve el mar a lo lejos y la franja costera, la tierra trabajada, casi a su mismo nivel, el temor de ser tragado por el mar ha permanecido durante generaciones. Así que los ancianos del lugar dicen a los niños que cuando el mar suba deben huir al Penedo Furado. Y como todos los que viven cerca lo conocen, no es difícil encontrarlo. Dentro de ella están a salvo de la invasión del mar.