Siglo XVIII/ Siglo XX
El templo primitivo se remonta al siglo XII. En los siglos XVII y XVIII se realizaron en el edificio obras de remodelación de estilo neoclásico. Las últimas grandes remodelaciones se producen entre 1977 y 1983, construyendo una nueva capilla mayor y sagrario, al gusto contemporáneo. La restauración de los altares laterales completó las obras de renovación interior.
El Templo es longitudinal, de forma rectangular, con un portal coronado por un frontón triangular, interrumpido por un óculo ovalado moldeado, con motivos vegetales. El tímpano es un frontón decorado con volutas, donde se abre un nicho con la imagen en granito de la patrona, Santa Eulalia. Rematado por una cruz trilobulada sobre una esfera, flanqueada al sur por una chimenea y, al norte por la torre del campanario, cuadrangular, en tres alturas, de cantería de calidad. La torre del campanario está adosada a la fachada, en el flanco norte, de tres alturas, y cubierta con una hermosa cúpula bulbosa de piedra. Corona la torre una balaustrada de cuatro chimeneas que envuelven un cimborrio bulboso, terminado en una cruz.
Invierno, miércoles, viernes y sábado, 13:30-17:00 h.
Verano, miércoles, viernes y sábado, 13:30-19:00 h.
Santa Eulalia
En el calendario cristiano se celebran dos fiestas litúrgicas con el nombre de Santa Eulalia de Barcelona (12 de febrero) y Santa Eulalia de Mérida (10 de diciembre), pero parece ser el mismo personaje, documentado en dos lugares diferentes, porque los «relatos» sobre ellas son los mismos.
La joven Eulalia fue una muchacha convertida a Cristo en tiempos de persecución del Imperio Romano. Los padres, conscientes de la creencia de la niña, trataban de protegerla y mantenerla en casa para ocultar su fe a las autoridades.
Pero la joven se sentía atraída por el martirio, segura de su amor por Cristo. Así que huyó de casa y se enfrentó a la autoridad y a los dioses de los romanos. Ante tal audacia, el Pretor intentó salvar a la joven, ante la belleza e inocencia de su juventud. Pero Eulalia no aceptó este favor y reafirmó la fe y el desafío.
Ante tal actitud, fue sometida a tortura, quemada y asesinada, convirtiéndose en una de las vírgenes mártires más célebres de la antigüedad.
Leyenda de Don Sapo
La Leyenda de Don Sapo refleja el imaginario medieval del poder de los terratenientes y señores de la tierra, con «derechos» absolutos sobre todo. En el concejo de Viana do Castelo y en las tierras del Valle de Neiva, se dice que hubo un noble llamado Don Sapo, que no renunció al «derecho de la primera noche», que consistía en llevar a su lecho a cualquier muchacha, residente en su feudo, la noche siguiente a su matrimonio. La posesión no era sólo de la tierra, sino también de las personas y de aquello que los jóvenes cónyuges más valoraban, el derecho a la intimidad y al cumplimiento de la fidelidad, el derecho al propio cuerpo. El derecho de desflorar a las jóvenes iba más allá de la comprensión del pueblo, incluso conociendo el poder ilimitado de los nobles de la época.
Este señor era temido por todos a causa de la perfidia y la maldad con la que reclamaba el derecho a la joven doncella en la primera noche que seguía a los esponsales, que llamaban «el derecho de la primera noche» o «derecho de pernada». La leyenda menciona particularmente en este vicio y abuso a un noble de Cardielos, Viana do Castelo, llamado Don Florentim Barreto, a quien el pueblo llamaba Don Sapo, indignado por su comportamiento y así lo caracterizó como un animal vil, salvaguardando la dignidad de los sapos. Sucedió que un joven, cercano al noble, no queriendo ver deshonrada a la muchacha que le habían prometido en matrimonio, decidió montar una encerrona a Don Sapo, acudiendo con sus sirvientes al rey, solicitando el permiso de éste para matar a un sapo existente en sus tierras que atacaba la decencia común y violaba a las muchachas, todavía vírgenes, después de la ceremonia del matrimonio. Ante tan horrenda descripción, el rey aprobó su muerte de forma inmediata, para defender a esas jóvenes recién casadas. De regreso a su tierra, fueron en busca del noble y le mataron sin piedad. Al saber lo ocurrido, los otros nobles denunciaron el crimen del pueblo, para protegerse a sí mismos y, como protectores de Don Sapo, para exigir la condena de los homicidas. El rey se enfureció y mandó que comparecieran ante su presencia todos los involucrados. Pero éstos le dijeron que hicieron lo que el rey les mandó, contando toda la historia del comportamiento de Don Sapo. Ante tal relato, el rey dejó libres a los que habían condenado a un noble tan vil.
Aunque la leyenda tradicional se refiere al noble de Cardielos, otros nobles habrían tenido el mismo comportamiento. En Esposende, se cita a Don Sapo con el mismo comportamiento vil y se relata el fin del pícaro en su tierra. Según la tradición, fue enterrado en el Valle de Cávado en la Quinta de la Torre de Gemeses. La misma tradición señala la lápida conmemorativa de su muerte junto a la entrada principal de la Iglesia de Palmera de Faro. Por esta razón, según la tradición local, todavía hoy, las mujeres no pisan la lápida al entrar en la iglesia.